sábado, 25 de febrero de 2012

INAUGURACION del MONUMENTO NACIONAL a la BANDERA


El 20 de junio de 1957 el presidente provisional de la República Teniente General Pedro Eugenio Aramburu, inauguró oficialmente el Monumento Nacional a la Bandera. A las 13.01 hs. arribó con su comitiva al Parque de la Bandera, vestido de civil, acompañado de altas autoridades. Junto al mástil levantado frente al Monumento, fue bendecida la enseña bordada por las damas de Rosario para la ceremonia central de la jornada.
Rodeado por granaderos el primer mandatario escuchó la invocación del cardenal Antonio Caggiano, que luego bendijo la enseña que estaba en manos de la presidenta de la comisión, señora Clelia Pinasco de Martínez Díaz.
Seguidamente la Bandera fue colocada en el cable del mástil y el Teniente General Aramburu puso en marcha el mecanismo para llevarla al tope. En esos momentos las bandas militares ejecutaron el Himno Nacional Cuando la enseña llegó a lo alto, fueron soltadas miles de palomas y se arrojaban paracaídas con la leyenda "Viva la Patria". 
Miles de pañuelos batían el aire mientras, desde la torre, escolares de todo el país lanzaban flores y papeles azules y blancos.
Luego de celebrada una misa de campaña, el Presidente de la Comisión Nacional del Monumento, Coronel Marcelino T. de Loredo, dijo: "entregó al país el Altar de la Patria". Agradeció en vibrante discurso el Presidente provisional Aramburu. Luego juntamente con autoridades y comitiva oficial se dirigieron a la cripta donde el cardenal Caggiano procedió a la solemne bendición del Monumento. Desde ahí y por la Escalinata de Honor, Aramburu y acompañantes se encaminaron al Propileo. 
A ambos lados formaban alumnos secundarios y de las escuelas de artes y oficios, que vitorearon a las autoridades. En la parte alta se encontraban los abanderados escolares. Una vez junto a la urna votiva que alumbraba la urna cineraria del Soldado Argentino muerto por la libertad de la Patria, el Teniente General Aramburu con el hisopo encendido que le entregara el Coronel Loredo encendió la llama perenne del fuego sagrado.
Eran las 14.20 hs. El toque de clarín llamaba a silencio. Acababa de escribirse una jornada gloriosa en la historia de la Patria.